21 niños muertos en Líbano, 21 motivos para pensar

No hay derecho a despertarse con una noticia así: 50 personas, incluidos 21 niños, podrían haber muerto en un ataque aéreo israelí contra Qana. Lo cuenta diariosigloXXI. No está de más recordar la escalada surrealista del conflicto: un grupo terrorista que opera en un determinado país, secuestra a dos soldados en la frontera de un país. El país en cuestión responde con una ofensiva brutal, que incluye la destrucción de espacios civiles; areropuertos, edificios... Días después inicia una ofensiva terrestre, destruye un espacio de la ONU matando a 4 funcionarios, y finalmente, lo de hoy.
¿Por qué permanecemos impasibles? Sencillo. Porque son otros. Traduzcan esto a nuestro lenguaje: imaginen esta hipotética situación:
ETA secuestra a dos gendarmes en Francia. Francia bombardea el aeropuerto de Barajas, y varias ciudades. Dias después invade España, vuela una delegación española de Naciones Unidas, y finalmente hace volar un edificio con 21 niños en su interior. Pone los pelos de punta ¿verdad?
Hace más de dos décadas, yo escribía estos versos:
"...Conjuraré el abrazo de los hombres en oscuras cuchilladas de banderas; hasta que alguien recuerde que alguna vez amó. Soy la guerra, y viviré entre vosotros por siempre".
Aquella insólita y brutal guerra de los Balcanes, nos sorprendió a mí y a otros tantos jóvenes y adolescentes en medio de lo que entonces se llamó cultura del pelotazo. Ojeo las portadas de la prensa en estos días: Marbella y el Líbano. Vivimos en círculos concéntricos. En este granizado a la deriva que llamamos primer mundo, seguimos pensando que nunca hemos vivido mejor. Seguimos equivocándonos. Seguimos teniendo demasiada prisa para vivir, y seguimos sin mostrar ningún respeto por la vida. Por la vida de los otros.

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